Sexto sentido
Tajima no kami paseabas por su jardín una hermosa tarde de primavera.
Parecía completamente absorto en la contemplación de los cerezos al sol.
A algunos pasos detrás de él, un joven servidor le seguía llevando su sable.
Una idea atravesó el espíritu del joven:
"A pesar de toda la habilidad de mi Maestro en el manejo del sable, en este momento sería fácil atacarle por detrás, ahora que parece tan fascinado con las flores del cerezo".
En ese preciso instante, Tajima no kami se volvió y comenzó a buscar algo alrededor de sí, como si quisiera descubrir a alguien que se hubiera escondido.
Inquieto, se puso a escudriñar todos los rincones del jardín.
Al no encontrar a nadie, se retiró a su habitación muy preocupado.
El servidor acabó por preguntarle si se encontraba bien y si d4eseaba algo.
Tajima respondió:
Estoy profundamente turbado por un incidente extraño que no puedo explicarme.
Gracias a mi larga práctica de las artes marciales, puedo presentir cualquier pensamiento agresivo contra mí.
Justamente cuando estaba en el jardín me ha sucedido esto.
Pero a parte de ti no había nadie, ni siquiera un perro.
Estoy descontento con migo mismo ya que no puedo justificar mi percepción.
El joven servidor, después de saber esto, se acercó al Maestro y le confeso la idea que había tenido, cuando se encontraba detrás de él. Humildemente le pidió perdón.
Tajima no kami se sintió aliviado y satisfecho, y volvió al jardín.
Tajima no kami paseabas por su jardín una hermosa tarde de primavera.
Parecía completamente absorto en la contemplación de los cerezos al sol.
A algunos pasos detrás de él, un joven servidor le seguía llevando su sable.
Una idea atravesó el espíritu del joven:
"A pesar de toda la habilidad de mi Maestro en el manejo del sable, en este momento sería fácil atacarle por detrás, ahora que parece tan fascinado con las flores del cerezo".
En ese preciso instante, Tajima no kami se volvió y comenzó a buscar algo alrededor de sí, como si quisiera descubrir a alguien que se hubiera escondido.
Inquieto, se puso a escudriñar todos los rincones del jardín.
Al no encontrar a nadie, se retiró a su habitación muy preocupado.
El servidor acabó por preguntarle si se encontraba bien y si d4eseaba algo.
Tajima respondió:
Estoy profundamente turbado por un incidente extraño que no puedo explicarme.
Gracias a mi larga práctica de las artes marciales, puedo presentir cualquier pensamiento agresivo contra mí.
Justamente cuando estaba en el jardín me ha sucedido esto.
Pero a parte de ti no había nadie, ni siquiera un perro.
Estoy descontento con migo mismo ya que no puedo justificar mi percepción.
El joven servidor, después de saber esto, se acercó al Maestro y le confeso la idea que había tenido, cuando se encontraba detrás de él. Humildemente le pidió perdón.
Tajima no kami se sintió aliviado y satisfecho, y volvió al jardín.