HUELLAS


Anoche tuve un sueño.
Soñé que caminaba por la playa.
En la pantalla de la noche
se proyectaban los días de mi vida.
Miré hacia atrás y vi huellas sobre la arena:
unas eran las mias, las otras con un ser
que caminaba junto a mi.
Me senti feliz, protegido y acompañado.
Cuando se acabaron mis días,
me paré y miré hacia atrás.
Vi que en algunos sitios había
solo un par de huellas.
Esos sitios coincidían
con los días de mayor angustia,
los de mayor miedo,
los de mayor dolor de mi vida.
Entonces me detuve,
miré hacia el cielo y le dije a Dios:
- Señor,
¿por qué tan solo en los momentos de dolor,
he tenido que estar. . . ?
ves que solo hay un par de huellas . . .

Y el Señor me respondió:

- Cuando veías ambas huellas
al lado de las tuyas,
Yo caminaba a tu lado.
- Sí, Señor,
pero luego me dejaste solo. . . .
- Esos. . . , hijo mio, fueron los dias en que
te llevé en mis brazos. . .

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